Venezuela marcha hacia el “oscurantismo digital”

Mientras Maduro se aferra al poder, Estados Unidos y la Unión Europea hace cuatro años comenzaron a aplicar sanciones a Venezuela, las cuales se han profundizado con la llegada de Donald Trump a la Presidencia de EE. UU.

El 5 de agosto de este año se emitió la Orden Ejecutiva 13884 que bloquea todos los bienes propiedad del gobierno venezolano, que se encuentren en Estados Unidos, así como de personas o empresas vinculadas con Nicolás Maduro. Esta orden incluye licencias que permite operaciones con el gobierno que tengan como objetivo “aliviar el sufrimiento humano”. 
En resumen la nueva orden ejecutiva no afectaría, sin importar que involucren al gobierno, la compra de comida, medicamentos y ropas. No afectarían las remesas. Se permitiría el apoyo de organizaciones internacionales. Actividades de ONGs y Servicios Médicos. El envío de correos y paquetes entre Venezuela y EE.UU. e Internet.
Sin embargo, sorpresivamente la empresa Adobe System Inc. informó el pasado lunes 7 de octubre que suspendería los servicios a sus usuarios y clientes en Venezuela; a pesar de que está claramente establecida en la Orden Ejecutiva 13884 que, en relación a Internet, “se autoriza la exportación o reexportación de servicios, software, hardware y tecnología relacionada con el intercambio de comunicaciones a través de Internet, como chat y correo electrónico, intercambio de fotos y películas, navegación, web y blogs”, 
Siguiendo a Adobe, la empresa Oracle también suspendió sus contratos a los socios venezolanos y alegó su cumplimiento con las restricciones impuestas en dicha Orden Ejecutiva.
La decisión de Adobe, rápidamente puso en los medios la discusión de quiénes son los sectores afectados por estas medidas de Trump. Críticos de la política de Estados Unidos calificaron el anuncio de Adobe y Oracle como el más reciente ejemplo de cómo la escalada de sanciones del gobierno del presidente Donald Trump afectará a la gente común sin lograr éxito en expulsar a Maduro, al que se acusa de corrupción y violaciones de los derechos humanos. No hay duda en que los principales afectados será la mayoría de los ciudadanos que no son ni funcionarios ni “enchufados” ni tienen acceso a los dólares. 


El “sobrecumplimiento” se ha expresado en las decisiones de SAP, empresa alemana de productos informáticos de gestión empresarial; Adobe, desarrolladora de software; y TransferWise, base de muchas plataformas digitales para envío de dinero entre diferentes naciones. Una decisión así estimula que otros gigantes de la industria como Apple, Google, Amazon Web Services puedan seguir sus pasos. Eso significaría quedar sin servicio en la nube o, aun peor, si empresas de servicio financiero como Paypal toma medidas similares caeríamos en un oscurantismo digital.
Luis Carlos Díaz, periodista y presidente de Internet Society Venezuela, junto con otras 26 organizaciones nacionales e internacionales, envió una carta a Adobe y otras compañías tecnológicas solicitando que flexibilicen las medidas hacia Venezuela.
Destacan la vulnerabilidad de los venezolanos que requieren de estas herramientas tecnológicas para trabajar. Señalan que con la suspensión de esos servicios  “millones de venezolanos corren el riesgo de perder su capacidad para trabajar, comunicarse, estudiar, obtener noticias independientes y expresarse libremente”.
Podrían ser golpes muy duros para los profesionales independientes del país que brindan sus servicios a clientes internacionales. Agrega que las restricciones de Adobe a los ciudadanos solo contribuirán a agravar la crisis económica que atraviesa el país –dada la pérdida de trabajo de quienes requieren de estas herramientas– y afectarán el ámbito comunicacional, contribuyendo a la censura.
Luego de esto, Adobe revirtió la medida para Venezuela y las licencias venezolanas podrán seguir funcionando.
Muchos analistas han comparado las medidas contra Venezuela con el bloqueo que vive Cuba. El embargo cubano no acabó con el gobierno de los Castro sino que alimentó el sentimiento antinorteamericano. De hecho, la tesis de la “guerra económica” ahora ha cobrado fuerza y le da la razón a Maduro para culpar a EE. UU. por las penurias económicas que vivimos los venezolanos. 

Por Luis Ángel Rincón

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