Si el Petro no existe tampoco podrá registrarse

Maduro insiste en su acto de magia en presentarnos una Venezuela imaginada, es la que el gobierno llama la Venezuela potencia; la que en un discurso de malabares es y no es o será algún día. En verdad, nadie sabe a qué atenerse con esto. Como gobierno están obligados a legislar y a tomar decisiones para esa Venezuela imaginada, lógicamente, para hacerla más real. En esta línea va la última decisión de Maduro de obligar a todas las empresas a llevar una doble contabilidad que de cabida al Petro, la criptomoneda del gobierno.
Por supuesto, el primero en poner los puntos sobre las íes fue la Federación de Contadores Públicos, quien advirtió que no existen leyes en el país que avalen el asiento de registros contables en la criptomoneda nacional. El propio gobierno está desconociendo la moneda nacional que es el bolívar soberano. Está desconociendo la Constitución Nacional misma. Así lo sostiene el economista Reynel Alvarado quien señala que la medida es inconstitucional porque la moneda de curso legal y para el registro contable es el bolívar. 
Todos los venezolanos saben que esa medida será aplicable a la Venezuela que existe solo en la mente del gobierno, la Venezuela potencia, porque en el país real no tiene cabida. Un experto de la Escuela de Negocios del IESA sostiene que el petro “si bien es un activo digital, intangible, y que puede tomarse como un vehículo de inversión, no existe como tal en el plan de cuentas contables”.

Desde hace rato al gobierno poco le importa la legalidad. Solo le interesa dar sustento al país imaginario. Maduro anunció que la compra-venta de inmuebles y vehículos en dólares es ilegal, pero con el petro serán legales. Para dar más realidad a su juego anunciaron que  pronto estarán a disposición de los interesados hasta mil puntos de venta en petros. Y también estará disponible una Petro-tarjeta. 
Maduro insiste y dice que 8 millones de venezolanos ahorraron en petros. Además, el mandatario asegura que hay más de 900 locales en todo el país que reciben esta criptomoneda estatal.
Pero la Venezuela real termina imponiéndose a los juegos malabares. Los medios reseñan que fuera del gobierno nadie ha visto un petro: en un Abasto Clap ubicado en Los Símbolos todavía no se puede pagar con petros, a pesar de que algunas cajas muestran un aviso en el cual informan que aceptan criptomonedas. En Traki, otro de los establecimientos que el gobierno exhibe como aliado, tampoco están familiarizados con el petro. Una cajera consultada indicó que no sabía cómo hacer la operación y que no le había tocado algún cliente que decidiera pagar bajo esa modalidad.
Según el economista Luis Oliveros, el régimen de Maduro busca “saltarse las sanciones” impuestas por la comunidad internacional. “Es una búsqueda para sobrevivir a las sanciones sin importar que eso implique ser un país más pobre que Haití”. Oliveros agrega que los venezolanos están “desesperados” por tener divisas que les garanticen el poder adquisitivo. Y el gobierno de facto de Maduro “no puede dolarizar la economía porque no tendría forma de pagar el déficit fiscal, ya que no son ellos los que imprimen la moneda norteamericana. Según él, por esa razón el chavismo se ve en la obligación a mantener el dinero nacional, sea en bolívares, petros o cualquier otra forma”.

En Venezuela, el dólar penetró la economía informal: todos cobran sus servicios en divisas: taxistas, mototaxistas, peluqueros, jardineros, parqueros, albañiles, etc. De hecho, el 54% de las transacciones se hacen en dólares. Difícil que alguien transe en petros porque nadie los ve. El petro es algo que no existe porque nadie lo tiene. La gente no quiere bolívares, menos petros. A pesar de que Maduro le insista a la población a adquirir y a respaldar el valor de sus activos en petros, pocos olvidarán el fracaso de su política económica.

Por Luis Ángel Rincón

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