Reconocimiento facial en los aeropuertos: ¿llegamos al futuro?
¿Estaremos llegando demasiado lejos con el uso de la tecnología? Me hago esta pregunta después de haber pasado por un reconocimiento facial en el aeropuerto.
Ahora estos sistemas forman parte de nuestro día a día. Hace un par de años, nos sorprendió que la cantante Taylor Swift utilizara en un concierto software de reconocimiento facial para detectar a algún acosador, sin advertir a los asistentes.
El rostro es la nueva huella digital. Se utiliza en diferentes lugares del mundo para pagar en un lugar o sacar efectivo en el cajero, incluso para desbloquear el celular.
Cada vez son más los aeropuertos que comienzan a implantar el reconocimiento facial para las entradas y salidas de pasajeros. Estados Unidos, Emiratos Árabes, Colombia, Uruguay, entre otros países de América, ya cuentan con esta tecnología.
Ya está comprobado que su uso aporta muchas ventajas a la hora de viajar. Primero, se ahorra mucho tiempo. Permite que el tránsito por el aeropuerto sea mucho más rápido y fluido, ya que no tenemos que perder tiempo con la validación de la tarjeta de embarque, pasaporte u otros documentos.
Esta tecnología hace posible que se pueda reconocer nuestro rostro al momento, para que realicemos todo el proceso de embarque desde el primer control hasta el acceso a la puerta de forma mucho más eficiente. El pasajero ya no debe mostrar ningún otro documento físico o electrónico.
Al contrario de lo que podríamos pensar, el reconocimiento facial ofrece mayor seguridad y hace más seguros los espacios en los aeropuertos, debido a que el análisis de los rostros permite controlar y ubicar fácilmente a aquellos pasajeros sospechosos o que estén siendo buscados por las autoridades.
A mí me pareció un proceso muy sencillo. Precisamente esta sencillez puede parecernos sospechosas porque estamos acostumbrados a los procesos engorrosos a la hora de viajar.
¿Quién no se ha acostumbrado a calarse una interminable cola solamente para acceder al embarque de su vuelo? Ya solíamos asociar los aeropuertos con las largas esperas y los retrasos injustificados.
Muchas de las personas que viajaban conmigo y que utilizaron también el reconocimiento facial alababan los beneficios que este sistema ofrecerá a la hora de viajar, sobre todo aquellas personas que por motivos laborales deben tomar aviones con bastante regularidad.
Yo no pude evitar preguntarme cuándo tendrá Venezuela este tipo de tecnología. Quizás pasará mucho tiempo, pero no tendría por qué descartarlo.
Texto: Ricardo Castillo
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