Tras 20 años de chavismo, Venezuela es otra

Han transcurrido 20 años desde la llegada de Chávez al poder; y, a pesar de que en su discurso inicial anunciaba un quiebre total con los cinco siglos de la historia del país, nadie pudo haber imaginado las implicaciones que aquellas palabras tendrían para la vida de los venezolanos, incluso en sus aspectos más íntimos y cotidianos. Un ejercicio comparativo, lo podemos hacer desde las cifras duras de los indicadores económicos o desde la forma personal en que cambió la vida de todos y cada uno de los venezolanos. Por ejemplo, seguramente ningún indicador podrá reflejar la tragedia de pauperización de la clase media venezolana. Todo su capital acumulado durante los cuarenta años de democracia, carros, casas, joyas, obras de arte, parecen haberse esfumado. Pero no fueron a parar a manos de los “enchufados”, comerciantes acaparadores que venden fuera de los circuitos formales de la economía. O los que tuvieron que “regalar” sus menospreciadas propiedades para iniciar una incierta migración. Como puede mensurarse la pérdida de más de 4 millones de compatriotas que luchan por rehacer sus vidas en otras latitudes.

Pero para que el lector tenga una idea de cuanto nos ha costado esta distopía chavista podemos referir que en 1999, el precio del barril de petróleo era de $11 y que creció gradualmente hasta pasar los $100 dólares en 2011. En 20 años de gobierno chavista, entró al país, solo por concepto petrolero 1.464.098 millones de dólares. En 20 años de gestión entre Chávez y Maduro dilapidaron el 70% de los bienes materiales colectivos generados en los dos últimos siglos. A este impronunciable monto por recursos petroleros, debemos añadir que en 1999, la deuda externa era de $37 mil millones y fue creciendo hasta alcanzar $160 mil millones en 2019. “Con todos esos recursos, el régimen pudo expandir enormemente el gasto público y crear un gran boom de consumo que se satisfizo cada vez más con importaciones", según estudio del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS).

 A su medida, casi todos los venezolanos se beneficiaron de esa expansión del consumo. La pobreza se redujo porque una proporción de los ingresos petroleros y los préstamos se utilizaron para financiar una amplia variedad de programas de asistencia social. Hasta a mí, Luis Ángel Rincón, me fue bien.

 Pero estos programas sociales volvieron más popular al régimen y le permitieron avanzar con su temario populista. Cuando Chávez llegó al poder, la producción petrolera era de 2,8 millones de barriles diarios, en este año 2019, la producción de Pdvsa está rozando apenas el millón de barriles diarios. Ante la caída de los ingresos por petróleo y tras haberse raspado las reservas internacionales, el gobierno cortó masivamente las importaciones. Por supuesto, no había suficientes dólares para pagar importaciones, y los disponibles se usaban para cubrir los pagos de la enorme deuda externa y llenar los bolsillos de los funcionarios y sus colaboradores.




 En este momento, Maduro empezó a responsabilizar al gobierno de Trump por las sanciones impuestas, de la escasez y la inflación que vivimos los venezolanos.Otro dato importante para entender la poca producción nacional, es que de las 11.918 empresas registradas en 1999, actualmente solo quedan menos de 2.000. Venezuela no pudo producir lo que ya no podía importar por falta de infraestructura o de materias primas. Como resultado, el país, que en la década de 1990 solía producir el 70% de los alimentos que consumíamos e importar el 30%, ahora producía sólo el 30% e importaba el 70 por ciento".A todos estos indicadores hay que agregar que en este momento, los trabajadores venezolanos tenemos el salario mínimo más bajo de América Latina (6 dólares mensuales), por detrás de Cuba (9 dólares) y de Haití (60 dólares). El mayor salario corresponde a Chile (407 dólares).
Desde el punto de vista económico, se sabe ya suficientemente, con los niveles de inflación y escasez más brutales que se recuerden, con una crisis de deuda pública grandísima y con la producción petrolera en niveles mínimos. Y con una vulnerabilidad absoluta ante cualquier suceso externo o interno que esta crisis se puede agravar aún más como han sostenido en sus proyecciones todos los especialistas.Ciertamente el período transcurrido ha implicado un cambio dramático en las condiciones de vida de los ciudadanos, y ha supuesto un cambio radical en buena parte de los actores de la vida pública. En ese cambio no juega un papel menor la gran emigración de venezolanos, que no hace sino crecer, de forma dramática, en la medida que empeora la economía. Texto: Luis Ángel Rincón

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