Cómo las nuevas tecnologías han cambiado nuestra percepción del tiempo

Internet se ha vuelto nuestra mayor herramienta de trabajo. Ahora todos somos dependientes de esta gran red, todos nos encontramos conectados. 
¿Y cómo no iba a ser así? Las nuevas tecnologías son útiles y entretenidas. Por eso las usamos constantemente. Son muy eficaces a la hora de acceder a lo que se nos ocurra, y además nos permiten mantenernos en contacto a larga distancia. Han sido muy necesarias pan ostros los venezolanos en esta diáspora que está sufriendo el país. 
Sin embargo, al mismo tiempo que facilita cualquier tarea, la web puede distraernos y hacernos perder tiempo muy valioso. Por más apps que utilicemos para enfocarnos, siempre hay algún video que de repente emerge por allí, y no podemos evitar. 
Menos mal que yo no soy de ese grupo de personas que se enganchan con todo lo que acontece en las redes, aunque debo admitir que he tenido mis momentos de quedarme prendido por varias horas a alguna discusión absurda sobre política que luego me lleva a otra y a otra. 



Sin darnos cuentas nos volvemos como unos animalitos rastreros que andan escarbando por la basura a ver que encuentran. Internet nos impulsa al rastreo. No por nada, utilizamos el mouse para movernos por la web. 
Andamos royendo un poquito de aquí, otro poquito de acá. Nos cuesta detenernos o concentrarnos en una sola cosa. Esta dispersión es la marca de nuestro tiempo. A diferencia de lo que sucedió con la revolución industrial, a nuestro tiempo no lo define la aceleración, sino  la atomización. 
Hoy las cosas duran menos, son menos estables, pero no porque hagamos todo muy rápido, sino porque hacemos demasiadas cosas al mismo tiempo. 
Cómo nos cuesta tener la cabeza puesta en una única labor, cómo nos cuesta establecernos. En el fondo, no queremos la tan deseada estabilidad que tanto buscaron nuestros padres. Una vida de nómadas cada vez se vuelve más atractiva, así este nomadismo solo podamos tenerlo virtualmente. 
La nueva tecnología nos obliga a ser multitareas, pero perjudica nuestra capacidad de atención. Ahora somos menos contemplativos, nos cuesta reflexionar y nos sentimos obligados a opinar, a publicar, a mostrarnos inmediatamente. Necesitamos intercambiarnos mensajes al instante con nuestros amigos, con nuestros compañeros de trabajo. 
¿Será que estamos perdiendo  la capacidad para centrarnos en una sola cosa? De ser así, sería muy grave. La atención es clave en la memoria a largo plazo. Sin ella no hay pensamiento crítico y se hace muy difícil la creación. 
Por otro lado, mucha gente empieza a vivir solo virtualmente. Y no es una cuestión de elección. Parece que la época nos lleva a vivir de este modo. 

Más que por la velocidad, estamos marcados por la hiperactividad. Cada vez tendremos menos tiempo para las tantas pequeñas cosas que debemos hacer.

Por Pedro Camacho

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